Hechos reales.
A esa asquerosa familia,
A esa asquerosa familia,
ni la ayudes ni la hables,
ni tampoco a sus hijas,
que son igual que los padres.
Eso ocurría en mi aldea,
sin saber porque pasaba,
jamas hable a una chica,
y ella a mí me gustaba.
Encontré su lapicero,
lo pensé un montón,
se lo devolví a esa chica,
ella me llamó ladrón.
Tan grave acusación,
no la pude tolerar,
esperé encontrarla sola,
para poderla zurrar.
Un día lo conseguí,
ella terminó llorando,
pidió perdón entre lágrimas,
y termine perdonando.
Empezó nuestra amistad,
jugando a pelearnos,
ella se dejaba ganar,
y terminamos besándonos.
Emigre joven del pueblo,
había necesidades,
se acabaron las peleas,
odios, amores y amistades.
Ahora que somos abuelos,
yo la reté a una pelea,
no la quiso aceptar,
dice que está vieja y fea.
Ganarías como antes,
yo terminaría debajo,
mi marido y tu mujer,
nos mandarían al carajo.
mi marido y tu mujer,
nos mandarían al carajo.
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