CHICO DE LOS RECADOS.

Cuando uno se jubila,

se queda medio atontado,

normalmente pasa a ser,

el chico de los recados.

Los de mi generación,

pocos hay acostumbrados,

 no los hacemos bien,

casi nunca de su agrado.

Si te encarga unos yogures,

 el nombre no has apuntado,

compras el que no le gusta,

o bien está caducado.

-Mira que estoy ocupada,

 tú me estás estorbando,

ve a por una barra pan,

que no esté duro ni blando.

-De paso pasas al super,

así tardo más en verte,

te entretienes un rato,

 me compras un litro aceite.

-Y un paquete de leche,

aquí te surge un problema,

no te acuerdas de la marca,

si es desnatada o con crema.

Un día te da una nota,

 difícil de descifrar,

te dice ve a la china,

allí lo puedes comprar.

Al cabo de una semana,

recibes una llamada,

¡Donde andas gilipollas!

que me tienes cabreada.

¡Donde coño voy a estar!

 Me dices porque tardo,

estoy en la puta China,

 no encuentro al leopardo.

-Cada día estás más tonto,

tu la blanco lo ves pardo,
te mande al todo a cien,

a comprar un leotardo.